Este ejercicio estilístico de la marca bávara es para rendir homenaje a todo un icono de los años 70, el BMW 3.0 CSL.
Con gran cantidad de materiales ligeros empleados como la fibra de carbono, o plástico reforzado con fibra de carbono (PRFC), tanto en el interior como en el exterior, la relación peso/resistencia mejora sustancialmente con respecto al aluminio, usado en el modelo de los 70, y que reducía en 200 kg su peso con respecto al modelo de calle, el 3.0 CS.
Su extrema imagen con deflectores de aire, alerones y pasos de rueda ensanchados consiguen una óptima ventilación de los elementos mecánicos del motor y de los frenos así como un gran rendimiento aerodinámico, y por supuesto, un aspecto muy agresivo y deportivo en el que destacan las ópticas de LED y Láser en el frontal con forma de nariz de tiburón, o las espectaculares llantas de aleación de 21 pulgadas en negro mate o bicolor brillantes.
En el interior, los asientos tipo baquet con costuras de alta calidad, los cinturones de seis puntos, los distintivos de seguridad en rojo anodizado, como las boquillas de extinción, o los dos interruptores para el apagado de emergencia y la extinción de incendios, nos recuerdan que estamos en una auténtica máquina de carreras.
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